La infidelidad, sea emocional o física, es una de las experiencias más dolorosas que una persona puede atravesar en una relación. Las cicatrices emocionales que deja pueden ser profundas, desestabilizadoras e incluso afectar la autoconfianza y el sentido de seguridad en uno mismo. Sin embargo, aunque la herida parece imposible de sanar al principio, es posible superar esta experiencia y reconstruir tanto la relación, si es lo que se elige, como la autoestima individual. La clave está en abordar la situación desde una perspectiva integral que considere los aspectos personales, emocionales, psicológicos, espirituales, filosóficos y motivacionales…
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