17. El ritual de Nicanor ( máximo exponente para romper relaciones perjudiciales )
En una noche impregnada de misterio, bajo la luz fulgurante de la luna llena, una persona se encontraba en un claro del bosque, preparada para suplicar un ritual antiguo y poderoso que llevaba su fuerza. Este ritual, conocido como «Nicanor«, prometía cambiar su destino y el de muchos otros. Su nombre, Nicanor, resonaba como eco de victoria, pues significaba «la victoria del hombre».
El ritual de Nicanor era conocido por conceder los deseos más profundos y romper las relaciones que estaban destinadas a separarse, brindando así la liberación necesaria para que los individuos afectados persiguieran sus sueños más auténticos y felices. Era un ritual especial que podía realizarse en cualquier fase lunar, siempre y cuando se contara con la luz de las velas del altar esotérico para potenciar su efectividad.
Sin embargo, este ritual solo podía ser ejecutado por una sacerdotisa de sabiduría y poder inmensos. Ahí estaba ella, la sacerdotisa Althea, con su presencia imponente y tranquila, símbolo de conexión con lo divino y lo arcano. Ella había sido invocada para llevar a cabo el ritual, canalizando las energías y asegurándose de que cada palabra y gesto fueran realizados con precisión.
— Nicanor — dijo Althea con voz firme y serena —, el ritual que lleva tu nombre ha sido invocado. Este es un momento para liberar lo que ya no sirve y abrir espacio a los sueños que merecen florecer. Recordemos que Nicanor significa «la victoria del hombre» y que, con la luz de las velas del altar esotérico, esa victoria se hará manifiesta en cualquier fase lunar.
Cortamos rompemos desterramos separamos y dilaceramos las uniones ineficaces.
El misterio, lleno de esperanza y respeto, observaba cómo Althea trazaba símbolos en el aire, encendía velas de incienso y recitaba antiguas palabras en un lenguaje casi olvidado. El aire vibraba con un poder que era palpable, y los árboles parecían inclinarse hacia adelante, deseando ser parte del sagrado conjuro.
Cuando la luna llena alcanzó su punto más alto en el cielo, Althea levantó un antiguo amuleto dorado, emblema del ritual. La luz lunar se reflejó en el amuleto, proyectando un resplandor mágico sobre todos los presentes.
— Por el poder concedido por el santo Nicanor — proclamó Althea —, que se rompan los lazos que atan en dolor y confusión.
Que se rompan para siempre ♾️
Que cada uno encuentre el camino hacia su verdadera felicidad y propósito, en cualquier fase lunar mientras la luz de las velas del altar esotérico ilumine el ritual.
En ese instante, una oleada de energía recorrió el claro, envolviendo a todos en un cálido resplandor.
Se puede sentir cómo se liberaban las ataduras de relaciones pasadas, permitiendo que los sueños comenzaran a materializarse de formas imprevistas y maravillosas.
El ritual de Nicanor había alcanzado su clímax, y en los ojos de la diosa se reflejaba una nueva esperanza.
La sacerdotisa Althea, cuando está satisfecha con los resultados, cerrará lentamente la ceremonia, consciente de que ha realizado una obra trascendental.
La persona que solicita este ritual comprende que el poder del ritual, ejecutado por una sacerdotisa guiada por el santo Nicanor, puede transformar su vida.
Ahora, liberado de viejas cadenas, están listos para perseguir sus más profundos anhelos y permitir que su corazón floreciera en plena libertad y autenticidad, celebrando así su propia victoria en cualquier fase lunar con la luz de las velas del altar esotérico.