El viernes nos trae una energía de celebración plena. Estamos en el punto álgido de la fiesta, en el momento de cerrar un ciclo: en el hemisferio norte, celebramos el fin del verano, mientras que en el hemisferio sur celebran el fin del invierno. En algunos lugares se celebra el final de las cosechas, mientras que en otros se celebra el inicio de la siembra, preparándose para futuras cosechas.

Estamos hablando de la Tierra, también conocida en muchas culturas como Pachamama o Gaia, una fuente de nutrición para la humanidad. La Tierra es uno de los cuatro elementos —tierra, fuego, aire y agua— que siempre han regido nuestra existencia. En astrología, hay tres signos de tierra, tres de agua y tres de aire. La Tierra nos da alimento, y así como de la tierra venimos, a la tierra volvemos, tal como lo menciona la Biblia.

Curiosamente, nuestro cuerpo contiene, en su justa medida, todos los minerales presentes en las rocas, piedras y gemas del planeta. Somos, en esencia, un reflejo del universo. Como dice un proverbio oriental: «Como es afuera, es adentro; como es arriba, es abajo». Si alguna vez has visto una foto de un ojo al microscopio, notarás su semejanza con muchas galaxias, y podríamos hacer innumerables comparaciones similares: las ramificaciones de los pulmones son como las ramas de un árbol, ambos vitales para producir oxígeno y darnos vida.

Es importante ser conscientes de nuestra conexión con la naturaleza, de quiénes somos y de nuestro lugar en este ciclo eterno. Este viernes no solo salimos a festejar por la fiesta en sí, como las Fallas, que son muy bonitas, sino también para celebrar algo que la humanidad lleva observando y celebrando durante miles, si no millones, de años: los ciclos de la vida.

A través de la observación de la naturaleza, nuestros ancestros se dieron cuenta de que los árboles se secaban y perdían sus hojas, luego florecían, producían frutos, los frutos caían, y luego todo volvía a empezar. Así es la vida: nacemos, crecemos, algunos nos reproducimos, y al final, todos morimos. La vida es un ciclo constante, y hoy, en esta celebración, estamos honrando ese ciclo de la naturaleza.